Sierras, vallonadas, volcanes y lagunas

"En los campesinos y en los guías accidentales de todas clases: cabreros, leñadores, algarines, buscadores de minas y cazadores furtivos, encontré siempre gente animosa, ágil, despierta e inteligente, que me ayudó a recorrer la región. En muchas ocasiones y durante el buen tiempo he dormido en su compañía al abrigo de peñones y altas cejas de cuarcitas o bajo las encinas, allí donde las noches nos sorprendían; en las malas estaciones, durante los temporales de lluvias o fuertes heladas, los chozos y las cortijadas me brindaron acogedor abrigo. De las charlas junto al hogar, siempre variadas, interesantes y picarescas, llenas de agudeza y de historias, guardo grato recuerdo"

F. Hernández Pacheco. (1932) La región volcánica central de España

las rutas

Para llegar a comprender el significado del volcanismo del Campo de Calatrava es necesario hacer recorridos minuciosos por buena parte de los parajes de esta comarca. Las siguientes rutas pretenden introducirnos en el sobrio y bello paisaje de las hoyas y cabezos calatravos. Nuestro deber como científicos, estudiosos, amantes y defensores de la naturaleza o simplemente como vecinos que pasamos nuestra existencia viviendo sobre o al lado de un volcán, es difundir su conocimiento, cuidarlos y defenderlos de las múltiples agresiones a las que están sometidos porque sin duda, ellos forman parte de nuestra historia y su imagen está grabada en la memoria colectiva de nuestros pueblos.

La ruta que se propone tiene por objeto la visita a los volcanes que, en los márgenes del territorio volcánico, marcan espacialmente el final de los procesos eruptivos del Campo de Calatrava. Si bien no son numerosos, los volcanes de Los Montes se caracterizan por las importantes emisiones de lavas y también por la existencia de una intensa actividad freática y freatomagmática con formas, en ocasiones, fosilizada por una actividad efusiva posterior. Sin embargo, y asociada a la fracturación de los piedemontes serranos, así como a la presencia de antiguos sistemas geotermales, podemos apreciar en la actualidad parajes de gran belleza como el que conforman las tres lagunas -Nava Chica, Nava Grande y Nava de Enmedio- en las cercanías de Malagón.

Partiendo de Ciudad Real nos dirigiremos a Piedrabuena atravesando los campos de volcanes de la cuenca de Alcolea-Ciudad Real que ya conocemos si hemos hecho el primer itinerario propuesto. Rebasada la Sierra de la Cruz por el collado abierto en la explosión del cráter de Lucianego entramos en la Hoya de Piedrabuena, depresión sinclinal que aloja a uno de los complejos eruptivos mas destacados de toda la región volcánica. Nos referimos al gran edificio volcánico de Manoteras y a su anejo, La Chaparra.

La actividad eruptiva ha sido intensa y variada. En la Hoya de Piedrabuena las erupciones van a tener un carácter explosivo y efusivo, siendo las lavas emitidas las que, al desparramarse por el fondo de la cuenca, han definido unas formas de relieve que están enmascarando las huellas de una importante actividad explosiva de carácter hidromagmático desarrollada con anterioridad. El complejo volcánico de Piedrabuena está formado por dos edificios: el denominado Manoteras, situado a unos cuatro kilómetros del casco urbano, y el de La Chaparra. Ambos, junto a un pequeño derrame lávico que desciende por las laderas de la Sierra de La Cruz, son perfectamente visibles desde el momento que entramos en el espacio de la cuenca. Para visitar el cono de Manoteras debemos tomar cualquiera de los caminos que salen de la derecha de la carretera que desde Piedrabuena se dirige a Porzuna. El edificio Manoteras está integrado por extensos y potentes mantos de lava (nefelinitas) que rellenan la mitad norte de la depresión y rebasan por el S y SW, el emplazamiento de Piedrabuena, y por un esbelto cono disimétrico formado por material de proyección aérea en el que son abundantes las bombas de gran tamaño. Al sur, La Chaparra presenta una morfología diferente de la anterior. Se trata de una acumulación de lavas y piroclastos de caída que dan origen a un cerro achatado que emite cortas y potentes coladas, las cuales fosilizan interesantes depósitos de oleadas basales. Como exponente de una actividad magmática residual en la Hoya de Piedrabuena encontramos los manantiales termales y las emanaciones de dióxido de carbono de Santa María.

Desde Piedrabuena podemos dirigirnos hacia suroeste y seguir el curso del río Bullaque hasta su confluencia con el Guadiana. A la derecha de la carretera, a pocos kilómetros de Luciana dentro de una finca privada, se encuentran los domos de El Castaño y El Junquillo. Continuando hacia adelante entraremos en un mundo distinto, el de la raña , pudiendo contemplar las magníficas formaciones del paraje de El Chiquero.

También desde Piedrabuena, un complemento al relieve volcánico es la presencia de las magníficas tablas del río Bullaque, situadas a unos tres kilómetros del pueblo por la carretera que une Piedrabuena con Arroba de Los Montes.

El río se encaja a favor de una fractura y da lugar a remansos amplios y profundos, llamados tablas, que pese a las fuertes temperaturas estivales, mantienen cantidades apreciables de agua a lo largo de toda la estación. La incontrolada construcción de segundas residencias en el área, desde hace más de treinta años, junto a la nefasta política que en su día se llevó a cabo en este paraje por el ICONA, ha puesto en grave peligro el ecosistema que sobre estos humedales está instalado desde hace miles de años. El Plan Hidrológico Nacional, al fomentar los trasvases desde la cabecera del Bullaque, y la construcción de nuevas presas a lo largo de su valle, es una amenaza más para la pervivencia de este río vivo, uno de los pocos que con estas características quedan en la provincia de Ciudad Real.

De vuelta a Piedrabuena, tomaremos la carretera que nos conducirá a Porzuna. A partir de aquí visitaremos las coladas y el cono de Manoteras, para después dirigirnos hacia nuestra siguiente parada en Cerro Santo. Sin embargo antes de llegar a este enclave, en las inmediaciones del puerto de Los Majales, a la izquierda de la carretera, se levanta el volcán de Peñas Negras, de fácil acceso (finca privada) e interesante morfología.

Una ruta a pie para los más andarines nos conducirá desde Porzuna a través de las sierras que enlazan con la Hoya de Piedrabuena y las dehesas de la cuenca de Picón hasta los interesantes volcanes de los alrededores de Alcolea de Calatrava. Esta ruta se lleva a cabo por las antiguas veredas de la transhumancia. En este recorrido encontraremos pequeños volcanes levantados sobre las cumbres como el de La Encebra.

Una vez que hemos cruzado la sierra de Porzuna por un estrecho collado, ante nosotros se abre un inmenso valle cobijado en un dilatado pliegue sinclinal que recorre longitudinalmente toda la parte norte de la provincia. Junto a Porzuna, sobre las fracturas del piedemonte serrano, se levanta el volcán de Cerro Santo o Cerro de Los Santos, que de las dos maneras se le conoce en la zona. Es este un interesante volcán formado por piroclastos de caída y derramen lávicos que se dirigen predominantemente hacia el noroeste. En su parte alta se pueden observar aún los bordes de los dos arcos cratéricos que lo coronan. El mejor acceso al volcán se hace por el camino que lleva a la ermita de San Isidro, situada en su cima. Este camino se toma desde la carretera que une Porzuna con la pedanía de Las Casas del Río.

Desde Porzuna y por la carretera comarcal que conduce a Malagón, recorreremos un ameno valle, estrecho y profundo. A pocos kilómetros de Malagón, al pié de la sierra se destacan tres formaciones lagunares de gran belleza en época de lluvias. Se trata de las lagunas de La Nava Grande, La Nava Chica y La Nava de Enmedio. Las tres están alojadas depresiones explosivas generadas a expensas de sistemas geotermales y a la vaporización de acuíferos superficiales como consecuencia del intenso calor que se desprendía de los espacios en los que el magma, bajo la superficie, lentamente se enfriaba y desgasificaba. Restos de estos sistemas son los manantiales del balneario de Fuencaliente, situado a escasos kilómetros de estas lagunas.

Los humedales alojados en los cráteres del Campo de Calatrava presentan unos interesantes aspectos florísticos y de fauna. Por ello no solo han de visitarse desde la perspectiva de su génesis volcánica sino por los aspectos biogeográficos que a aquella acompañan. Sin duda la mejor época del año para llevar a cabo cualquiera de estas rutas es la primavera, sobre todo después de un otoño e invierno lluvioso. Será entonces cuando las lagunas, colmadas de agua, a pesar de los notables esfuerzos de algunos de sus propietarios para desecarlas, se muestren llenas de vida y belleza. La fragilidad de estos sistemas implica que nuestras visitas deben hacerse desde el respeto al medio ambiente. Pausados recorridos a pie nos harán comprender el significado de los paisajes del agua de estas bellas lagunas.

Desde Malagón, ya en el camino de regreso a Ciudad Real, al llegar a Fernancaballero, si el año ha sido especialmente lluvioso, podremos desplazarnos para descansar al cercano y plácido embalse de Gasset, construido en las primeras décadas del siglo XX, y que sirve de cobijo de fauna cuando se desatan las periódicas e intensas sequías que afectan a la Meseta Sur y que dejan secos ríos y lagunas. Todavía en el corto trayecto que separa Fernancaballero de Ciudad Real, vamos a encontrar otros tres pequeños volcanes; el Cerro de La Cabeza, el Cabezo de Las Monjas y el Cabezo de La Plata

El acondicionamiento de la llamada "Ruta de Don Quijote", realizada para conmemorar el IV centenario de la publicación del Quijote, permite acceder aún con mayor facilidad a los espacios volcánicos del Campo de Calatrava. En las oficinas de turismo y en los ayuntamientos se obtiene información detallada de la red de caminos habilitada.

Para una mayor información pulsa Menú y después Galería de Volcanes. Encontrarás descripciones y fotografías de los volcanes del Campo de Calatrava


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