El volcanismo de la península italiana se origina como consecuencia de la convergencia de la placa Euroasiática y la micro placa de Apulia. Se genera así un frente volcánico que se extiende desde el Lazio a la Campania en una alineación enmarcada por los Montes Apeninos y el Mar Tirreno. La actividad ha sido muy intensa a lo largo del Cuaternario con violentas erupciones en las que se han generado calderas de grandes dimensiones. Amiata, Bolsena, Vulsini, Cimino, Sabatini, Cerveteri y Albani, forman una cadena volcánica cuyo núcleo urbano de referencia es Roma. Al sur, las áreas activas de Vulture, los Campos Flégreos y la bahía de Nápoles con el Vesubio y las islas de Capri e Ischia, actúan como un elemento de transición hacia el volcanismo insular de Sicilia, las Eólidas y los pequeños enclaves de Linosa y Ústica. |
Fotografías de E. González, Draks78.com, Il Profferlo, S. Fiaschi y Google