Manto

Capa de rocas de gran potencia que se sitúa bajo la corteza terrestre y la separa del núcleo. El manto se extiende desde los 35-45  kilómetros hasta los 2.900, lo que significa aproximadamente la mitad del radio de la Tierra. El Manto constituye el 83 % del volumen total del planeta y el 67 % de su masa. El Manto está compuesto por silicatos de magnesio y hierro, siendo su composición la de las rocas peridotíticas. El Manto se presenta en estado sólido a excepción de una delgada capa  que se sitúa entre los 70 y 250 kilómetros que recibe el nombre de Astenosfera o capa de baja velocidad. A mediados de los años 90 algunos científicos sugirieron que la Astenosfera podría no existir.  En regiones bajo la corteza las rocas están parcialmente fundidas desarrollándose procesos convectivos como consecuencia de  la aparición de anomalías térmicas -puntos calientes- que determinan un movimiento que desplaza las capas litosféricas propiciando la aparición de  rift y de zonas de subducción, bordes constructivos y destructivos, respectivamente. Bajo las dorsales oceánicas el material del Manto asciende y da lugar a la aparición de un volcanismo cuyos productos forman nueva corteza que se expande lateralmente -expansión oceánica- a expensas del movimiento convectivo de las rocas fundidas. En los bordes destructivos  las placas corticales confrontan a diferente velocidad y subducen, dando lugar a procesos de generación de magmas con la aparición de un  volcanismo asociado a los arcos insulares y a zonas de borde continental. Las zonas de subducción, como consecuencia de las fuertes tensiones acumuladas, son áreas de alta sismicidad. La densidad del Manto aumenta con la profundidad, pasando de 3,5 g/c3 en la superficie a 5,5 g/c3 en las proximidades del núcleo

 

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