Dorsal oceánica

Las dorsales oceánicas se generan cuando en el Manto terrestre se produce un ascenso de rocas fundidas que rompen la corteza oceánica y dan lugar a la formación de una fisura de miles de kilómetros de longitud en la que se produce un intenso volcanismo. El ascenso de magma provoca un abombamiento en la corteza, seguido de un estiramiento y la consiguiente rotura. Este proceso es consecuencia de las corrientes convectivas generadas en el Manto. Una dorsal es por tanto el borde divergente de dos placas oceánicas. La actividad eruptiva asociada a las dorsales permite el desarrollo de cordilleras submarinas que pueden alcanzar  miles de metros de altura, llegando a aflorar sobre la superficie del océano y permitiendo el desarrollo de islas o archipiélagos volcánicos. Las dorsales oceánicas son el lugar en el que se genera corteza  y se produce la expansión de los fondos oceánicos. Una dorsal se estructura en forma de fosa tectónica con horst en sus márgenes. En las dorsales oceánicas se desarrollan fallas de transformación con una importante componente horizontal. Estas fracturas alcanzan longitudes de miles de kilómetros. El Océano Atlántico se encuentra surcado por una gran dorsal que lo recorre de norte a sur. Las cimas de la Dorsal Meso-Atlántica  se ponen de manifiesto en Islandia donde es posible seguir la fractura que divide en dos el fondo del Atlántico. En las dorsales oceánicas en gradiente geotérmico es más elevado, como también lo es la gravedad. En los bordes de las dorsales oceánicas la nueva corteza generada se dispone en bandas paralelas. En estas bandas las rocas adquieren la orientación que en esos momentos tenga el campo magnético de la Tierra. Esto permite  establecer la edad de estas lavas y la velocidad de expansión de los fondos oceánicos.

 

Dorsal oceánica 

 

Rift del África Oriental. Cortesía de la NASA

Rift del África Oriental. Cortesía de la NASA

 

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Dibujo: E. González Cárdenas